Degas acudía con asiduidad a la Ópera de París, como espectador, pero también entre
bastidores, a la sala de la danza, donde lo introdujo un amigo músico de orquesta. En dicha época todavía se trataba del edificio de la calle Le Peletier, y no de la Ópera diseñada por Garnier, que pronto la sustituirá. A partir de comienzos de los años 1870 y hasta su muerte, las bailarinas ejerciendo durante los ensayos o en reposo, se convierten en el tema de predilección de Degas, incansablemente recuperado con numerosas variaciones en las poses y los gestos.
Más que el escenario y las luces de candilejas, es el trabajo previo que le interesa: en entrenamiento. Aquí, la sesión se acaba: los alumnos están agotados, se estiran, se contorsionan para rascarse la espalda, arreglan su peinado o su ropa, un pendiente, un lazo, poco atentas al inflexible profesor, retrato de Jules Perrot, antiguo maestro de ballet.
Degas ha observado con atención los gestos más espontáneos, naturales y anodinos, momentos de pausa, cuando la concentración se afloja y el cuerpo se relaja, tras el esfuerzo de un aprendizaje extenuante y de un rigor implacable.
Van gogh: TABLERO DE DIBUJO CON PIPA, CEBOLLAS Y LACRE.
El 23 de diciembre de 1888 la tensión acumulada entre Gauguin y Van Gogh saltó en una tremanda discusión que finalizó con la marcha de Paul tras ser amenazado con un cuchilla de afeitar. Arrepentido, Vincent decidió cortarse el lóbulo de la oreja izquierda, envolviéndolo en un papel de periódico y entregándoselo a la prostituta Rachel como presente, quizá con la intención de que ésta lo hiciera llegar a Gauguin. La policía encuentra a Vincent de madrugada en su habitación y lo lleva al hospital donde pasa algunos días en estado crítico debido a su enfermedad. Su estado se estabiliza y el 7 de enero regresa a la casa amarilla donde continúa con su producción, retomando los colores que caracterizaban su obra como podemos contemplar en este bodegón donde encontramos los elementos más utilizados por Vincent: las cebollas de las que frecuentemente se alimentaba - también aparecen en la Silla de Van Gogh -, los libros que habitualmente leía, la pipa en la que fumaba, la botella - el alcoholismo es una de las causas de su enfermedad, rebajándole el doctor la dosis a medio litro diario debido a su dependencia absoluta - y el lacre para cerrar las cartas que de continuo escribía su hermano Theo y a su hermana Wil. Todos esos objetos se ubican sobre el tablero de dibujo, junto a una cafetera. Las vivas tonalidades regresan a la producción de Vincent, empleando una pincelada puntillista en algunos momentos, continuando con las líneas de los contornos remarcadas con un trazo oscuro según el cloisonismo de Bernard.